Mar
LAS MANOS HABLAN
1 comentariosTengo una gran manía; y es que cuando veo o conozco a alguien, siempre me fijo en las manos. En su apariencia, forma, dedos etc.
¿Me dicen algo? Pues sí, todo. Las he encontrado libres, agarrotadas, flácidas, fuertes, callosas, trabajadas, cuidadas. Pero lo que me llevaba a comparar es lo que las manos decían, y hacían.
En las manos hay en gran vocabulario, desde las monjas que las suelen llevar debajo del escapulario casi siempre entrelazadas, como los enamorados ( donde en ellos el contacto es primordial) a esas manos abiertas que siempre dan, o a las manos que revolotean al hablar y expresan toda una vida.
Pero en la Orden las manos es una de las cosas más importantes, las ponemos en nuestra profesión a disposición de SERVICIO, curiosamente el prior o priora que recibe la Profesión en nombre de la Iglesia, sujetan fuertemente el temblor que se siente al dar el paso a lo desconocido. Y ¡cómo agradeces esa fuerza!.
También ahora al paso de los años veo que los mayores buscan las manos de los jóvenes, es el apoyo, es la fuerza, del acompañamiento, es la caricia, es como decir:: “Aquí estoy”, y esas manos sarmentosas por las artrosis, se convierten en jóvenes con la oración, apenas pueden sujetar el breviario, pero fieles a las manos que un día pusieron sobre las palmas del superior que las sujetaba y que decían el sí, tienen fuerza sobrehumana para sostener la Palabra. Y después veo cómo se quedan mirando las manos del crucifijo que quisieran ser desenclavadas para, con el perfume de toda su vida poder ungirlas y mitigar el sufrimiento.
La vida actual no es bonita en muchas cosas, pero las manos siempre se unen a formar una vida mejor, a dar aliento con un apretón o, acariciar al que tienes al lado. Me ha sorprendido en la filosofía oriental y en su vida , la tragedia japonesa, cómo con las manos unidas en oración constante, y con una leve inclinación ,oran, rezan, piden ....Es tan fácil juntar las manos, lo difícil es hacerlo con el corazón herido