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Feb
2011Feb
Reflexión ¿actual?
1 comentariosReleyendo al cardenal Carlo Mª Martini, encuentro apropiado para el momento social que estamos viviendo, pero siempre tratando de ver-con los OJOS CON LOS QUE EL MISMO DIOS MIRA, es decir con otros ojos, una frase verdaderamente importante e interesante, que personalmente me ha aclarado la duda que tenía sobre el mundo laicista, y nuestra vida cristiana de testimonio. Y es muy simple LA ENCARNACIÓN DEL VERBO ES EL CENTRO DE TODO.
Me explico; existe diferencia entre cristocentrismo, y cristomonismo, pues este último evita el tener a Cristo en nuestro centro de vida, y lo reduce a una relación personal sólo con Jesús.
Pero no, Cristo es nuestro Centro, el de toda una gran visión que abarca la plenitud del Reino. Se debe predicar y practicar en la línea de pobreza, pero entendiendo ésta en la dimensión perfecta, es decir la evangélica.
La pobreza evangélica para mí, no es meramente sociológica, sino más profunda es -LA POBREZA EN LA DEBILIDAD-, delante de Dios, pobreza para recibir por pura necesidad ayuda, necesitando de su misericordia y compasión. Esto nos lleva a ser verdaderamente pobres y entrar en el ámbito del cristianismo y pedir la Obra de Cristo en nosotros.
El auténtico hombre es el "hombre pobre", el que no es capaz de ayudarse a sí mismo. Y por ello es de este punto de vista se entienden las palabras con las que Jesús afirma, que quien tiene fe realizará obras más grandes que El. Obras que provienen de la pobreza y el desapego. Los triunfalismos que son tan fáciles de aceptar, sobre todo políticamente, pretenden confundirnos, y lo consiguen en ver realidades religiosas con política, que nos van envenenando socialmente, para ser sólo espectáculo y apariencia. Yo hablo de una pobreza que es todo lo contrario. Esta unida al sufrimiento pertenece al SER de Dios, y por lo tanto a la Trinidad. Debemos pues hacer propia la doctrina del sufrimiento, que nos viene del Verbo y reasumir un Dios que revela en fórmulas lo que es humildad y debilidad.
Me explico; existe diferencia entre cristocentrismo, y cristomonismo, pues este último evita el tener a Cristo en nuestro centro de vida, y lo reduce a una relación personal sólo con Jesús.
Pero no, Cristo es nuestro Centro, el de toda una gran visión que abarca la plenitud del Reino. Se debe predicar y practicar en la línea de pobreza, pero entendiendo ésta en la dimensión perfecta, es decir la evangélica.
La pobreza evangélica para mí, no es meramente sociológica, sino más profunda es -LA POBREZA EN LA DEBILIDAD-, delante de Dios, pobreza para recibir por pura necesidad ayuda, necesitando de su misericordia y compasión. Esto nos lleva a ser verdaderamente pobres y entrar en el ámbito del cristianismo y pedir la Obra de Cristo en nosotros.
El auténtico hombre es el "hombre pobre", el que no es capaz de ayudarse a sí mismo. Y por ello es de este punto de vista se entienden las palabras con las que Jesús afirma, que quien tiene fe realizará obras más grandes que El. Obras que provienen de la pobreza y el desapego. Los triunfalismos que son tan fáciles de aceptar, sobre todo políticamente, pretenden confundirnos, y lo consiguen en ver realidades religiosas con política, que nos van envenenando socialmente, para ser sólo espectáculo y apariencia. Yo hablo de una pobreza que es todo lo contrario. Esta unida al sufrimiento pertenece al SER de Dios, y por lo tanto a la Trinidad. Debemos pues hacer propia la doctrina del sufrimiento, que nos viene del Verbo y reasumir un Dios que revela en fórmulas lo que es humildad y debilidad.