21
Mar
2015Mar
El monasterio dominicano de hoy
1 comentariosDespués de tanto tiempo, hablar sobre lo que es un monasterio dominicano del s. XXI, (las monjas de mi comunidad, ya se ríen cada vez que me oyen decir que somos: “monjas del s. XXI); bueno, esto como digo sería absurdo, sino es porque como ya os dije, no hay un día en que fluyan las peticiones de Oración, bien por e-mails, bien por teléfono o de viva voz. Somos dominicas y como tales la Misericordia y la Compasión tienen que ser el traje que nos pongamos en todo momento o mejor que se nos “pegue a la carne”, y sea como un a segunda piel. La oración así suplicada es para nosotras una necesidad imperiosa es como respirar , pero a la vez fuerte y poderosa que al hacerlo en comunidad ,en fraternidad y con la liturgia palpamos la gracia. Entonces verdaderamente nos sentimos hijas de “Domingo de Guzmán” . Nos preguntamos como Cristo pregunta a los suyos: “… y ¿vosotros que decís que somos los monasterios de dominicas? Deberíamos responder: Símbolo de la presencia de Dios en el mundo como: SEMILLEROS DE HUMANIDAD.- En femenino me atrevería a decir “paritorios” donde “dar a luz” los valores humanos que nuestra sociedad va perdiendo a pasos agigantados. Valores como : la apertura a la trascendencia, el coraje de SER, la coherencia, la libertad, la fidelidad, la magnanimidad, la veracidad, la honradez, la audacia, la bondad, la lealtad, el servicio… CUSTODIOS DEL VACIO.- donde DIOS mora y se revela. Templos de alabanza, gozo y acción de gracias. Testigos de la trascendencia-inmanencia de Dios, de su misterio. INTERCESORES ENTRE EL MUNDO Y DIOS.- Igual que la parábola del amigo inoportuno. Las monjas estamos llamadas a ser “el amigo del Amigo” y acudir a Él en busca de ayuda para el amigo que nos pide, que no es otro que nuestro mundo. Tenemos que ser intermediarias entre el dolor del mundo y el Dios fiel, ante las grandes catástrofes, las inútiles guerras, el incomprensible terrorismo…; pero nuestro grito hacia el cielo no es ¿por qué? … sino ¿para qué?... Y aquí se nos abre un campo inmenso de oportunidades para hacer llegar la mano cariñosa y tierna de Dios que se consuela a Sí mismo en los que sufren. Dios nos llama a ubicarnos entre el mundo y su dolor. LUGARES DE ACOGIDA Y SANACIÓN afectiva y efectiva. Remansos de paz y serenidad para un mundo en continua agitación, lugares donde “la dulzura y bondad son tal vez las predicaciones más inesperadas, y con la gracia de Dios, las más fructíferas” .(las últimas son palabras recogidas de fr. Bruno Cadoré op)