Jul
Cruz y Descanso
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No hay una cruz igual para todos, pero sí hay una cruz inevitable para cada uno en el seguimiento de Jesús.
La vida tiene un peso que no se puede evitar, pero además este peso se agrava por la forma de vida que la humanidad se ha dado a sí misma a lo largo de la historia. No sabemos vivir entre nosotros sin cargar sobre los otros el peso de nuestros miedos y pecados y los otros no saben vivir sin cargar el peso de sus miedos y pecados sobre nosotros.
Jesús invita a revertir la situación.
Nos pide que en vez de cargar nuestra soledad, nuestro dolor, nuestra impotencia en forma de agresión sobre los demás la vayamos diluyendo en una entrega a Dios que a su tiempo las disolverá (Mc 15, 34-36).
Y en vez de reaccionar contra los que nos cargan con su pecado, aceptarlo como el precio para llamarlos humildemente a conversión (Mt 5, 38-45/Rom 12, 14-21).