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DESIERTO- SEDUCCIÓN
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Cuando se conoce fisicamente el desierto como es mi caso,y precisamente el que atravesaron los israelitas, te das cuenta de la SOLEDAD y la SED de DIOS que tienes, es una sed que no se colma con agua (cuanto más bebías más sed tenías). Es Estar con la luz del horizonte, con el calor del sol y el frío de la noche, en diálogo con Dios y con tu propia vida, cuando piensas realmente en la CONVERSIÓN.
NO hay nada, pero encuentras todo, silencio, paz, brisa, Espírirtu...
La vida diaria, que no puede uno dejar de tener, esa sí que está llena de alimañas: lucha de mentalidades y contra elementos adversos, sometida a imposiciones, rodeada de guerras, violencias, muerte, inhospitalidad. No la que encuentras en los pueblos nómadas con sus elegantes "haifas".
Luz que penetras hasta el fondo del Alma, divina luz, ¡enriquécenos!.
En pleno desierto me llegó la conversión. Se hizo realidad cuando ya en "tierra firme"recordé las palabras: "ME AMASTE SEÑOR Y ME DEJÉ AMAR. FUÍ POR TI SEDUCIDA". (Fue lo que oí ...Y, VINE, VI Y PERMANECÍ).