En el libro de Antonio Villacorta García-Baños, se nos habla de la única mujer jesuita de la historia. Caso único e irrepetible, Dª Juana de Austria, hija del emperador Carlos V. Fue el mismo Ignacio de Loyola a expensas y petición de Francisco de Borja el que lo permitió. Aunque S. Ignacio, pidió dispensa al papa Paulo III, en 1547, crear la rama femenina en la Compañía, por: el “trepidar” de los jesuitas (discurrir de una parte a otra del mundo),lo cual era poco propicio para la mujer. Pero las numerosas peticiones e insistencias ,y debido a la buena fama de vida devota y espiritual de la princesa , la petición no pudo ser rechazada. Algo que, por otra parte, traería al Instituto naciente grandes beneficios para su expansión. En 1554 se le concede-la participación de todas las buenas obras que se hacen en la Compañía – . Ignacio de Loyola lo llamará Carta de hermandad; realiza los votos , a través de S.Fco de Borja, pero con carácter secreto. La aceptación de DªJuana como jesuita, la misma Compañia desea mantenerlo en secreto. Si bien previamente fueron consultados cinco jesuitas, y con ello se da un carácter jurídico al extraordinario hecho.
Al emitir, por tanto sus votos , se incorpora plenamente a la Compañía , pero existe una claúsula en ellos y es que son “de forma revocable”. Y para que tengan eficacia la “persona admitida debe llevar una vida sin cambios en lo externo”. La Compañía tuvo gran influencia en Dª Juana , tanto en su vida espiritual, cómo en la austeridad exterior. Y el Instituto participó durante su vida activamente en el gobierno y entorno de la princesa al proyectar el arquetipo de un gobernante católico; también a través de los predicadores y confesores.