¿Y si lo que llamamos la vida fuera el surrealismo de la misma? A veces, cada vez más a menudo, no entiendo lo que sucede. Podemos desde el claustro y la vida de contemplación entender cómo se van desarrollando ciertas cosas en la sociedad, pero resulta que para la gran mayoría somos nosotras las incomprendidas. -"¿Qué hacen ahí dentro?" Nos toman casi, casi por locas. ¡"Hermana, los valores hoy en día han cambiado...!, lo oímos continuamente: han cambiado criterios de vida, han cambiado los gobiernos y sus estructuras, ha cambiado el sentido de la laicidad, de la tolerancia, del respeto, de la libertad... ¿HAN CAMBIADO?
"Tú lo que pasa es que estás desfasada, la religión es un comecocos, y encima PARA TODA LA VIDA... ¡QUE LOCURA!, "pero lo que no comprende la mayoría de la gente es nuestra alegría, es algo inconcebible.
¿Dónde está la conciencia libre, que pueda ser interpelada a dejar todo y seguirle a Él, a Cristo, en esa locura del Evangelio; en la creencia vital de que cuando se reúnen dos o tres en su Nombre para orar, ahí está Él en medio; en la convicción de que sigue cada día encarnado en cada persona, especialmente en las más cercanas, (a pesar de que raramente coincides con él o ella ). ¿ Dónde está que contemples el rostro de Cristo en el enfermo que tienes justo a tu lado, sufriendo, al que puedes consolarle sólo con una caricia, un beso o un apretón de manos? (todos sabemos de ello por propia experiencia )...¿Dónde están esos valores?.
Acostumbrados a lo cambiante, a lo rápido de la vida, a que un día oigas ¡cuánto te quiero! y al día siguiente todo pasó. Pasó el enamoramiento, el amor , el soportarse... Pero ¡ah!: "todo vale hermana". Si te sales de ese círculo apremiante, quiero decirte que cuando el mundo te oprima, y la gente no te entienda; cuando los amigos te olviden y los enemigos estén a ver si caes, piensa en Aquel que sufrió, todo esto y mucho más; que lo aguantó sin tener porqué; y sigue aguantando en hombres y mujeres; (miremos los periódicos). Y si aún esto no te consuela, entonces sigue acordándote de Él, pídele que te consuele, búscale, llámale, deséale. Mira en tu entorno y verás que camina junto a ti. Su mirada se hace irresistible, en silencio siempre, pero VIVA Y ESPERANZADA.