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Reflexión espontánea
3 comentarios¡Cuánto cuesta!, vivir realmente coherentes con la vida que aconsejamos; es la mejor para los demás.
Vivimos en un mundo que tendría que ser no sólo pura comprensión, compasión y misericordia, y lo único que hemos conseguido es crispación, violencia verbal, y desinterés por los otros.
Es verdad que somos débiles, pero ¿y si alguien en algún momento se pudiese poner en los zapatos del que está al lado?
Nuestra vida comunitaria tiene una cosa muy buena, ante todo tratar de vivir en fraternidad, pero muy dura porque a través del tiempo se va acentuando los caracteres de cada uno de los miembros, y a veces no se superan fácilmente.
¡Quería decir solo lo que era para mí la C de cuaresma, pero sin querer estoy escribiendo algo que vibra en mi corazón.
Siguiendo la carta de cuaresma del Papa para los creyentes, habla con “ces”. Por ejemplo: comprender, crecer, callar, corregir, contrastar, creer, caminar… y un largo etc., que he ido entresacando. Pero me llama la atención las palabras exigentes que se nos dice.”Este mundo exige de los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad al Señor, todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en caridad, servicio y buenas obras”.
Esa es la verdadera mirada de Dios, desde el corazón de cada hombre para los demás.
Es más fácil mirar así al que tenemos lejos, que al que está junto a uno día a día , codo con codo,
Y luego… andamos siempre con la dichosa C de la crisis, cuando realmente vamos teniendo un corazón en crisis,
La nuestra es más aguda, porque no es material, sino interna en el mismo centro de nuestro ser. Quizás esta cuaresma está caracterizada por la Crisis; hace que nos sintamos fríos como con una verdadera muerte, la alegría se apaga, todos vivimos tan ocupados, que lo principal que es “perder” el tiempo con los más cercanos se nos ha hecho lejano. Padres con hijos, hermanos con hermanos, y en nuestra vida religiosa, como diría Merton pequeñas islitas, que tratan de unirse; incluso la propia persona vive en esa dicotomía.
¡Paremos! .No quiero más que lo que Dios quiere, que seamos felices en libertad, y no manipulando e imponiendo.