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Blog Con otros ojos

Sor María Dolores Pérez Mesuro

de Sor María Dolores Pérez Mesuro
Sobre el autor

8
Nov
2009

Yo, también

3 comentarios

 

Cerca de nuestro convento, se encuentra una Residencia, no sólo de ancianos sino también de personas que podemos llamar "especiales": no tienen familia ni nadie que les cuide, y viven allí, su capacidad de poder vivir solos no es muy grande. En un pequeño lugar como éste, me refiero a que no es una gran ciudad, es difícil una  adaptación social, y viven entonces en un entorno diremos que pasable, ya que no es el suyo. Allí vive nuestro protagonista, que viene todos los días o bien a la liturgia o al torno para hablar de  sus sentimientos o cuestiones espirituales. El otro día  se sinceró y dijo: “Desde pequeño, he querido consagrarme al Señor. Yo también siento que el Señor me quiere para El, me llama, me gustaría ingresar como el último de los hermanos en la Orden Franciscana, que es la que me atrae y quiero, pero soy consciente de mi dificultad, física, psíquica e intelectual; lo siento desde pequeño, y he tratado de no serle infiel al Señor”.  Quedé  sin poder decirle nada, pues era tal la expresión de su cara y la emoción con lo que decía sus sentimientos, que sólo mi mente repetía Yo también…yo también amo al Señor. Pero no puedo ser como los demás porque soy consciente de mi limitación. Me di cuenta  cómo aman los sencillos, los pobres, los limpios. Como ama al Amor. Sólo quiere poder darle lo que es, ya que sabe que así es cómo le quiere Dios. Se llama Ángel

 

 

 

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María
9 de noviembre de 2009 a las 11:22

Una historia preciosa, y que sigue siendo cierto que Dios se revela a los pequeños, alos que no cuentan alos que no sirven alos ojos de este mundo tan utilitarista que nos toca vivir.
Gracias por tu acogida a este ángel (Angel).

lola
9 de noviembre de 2009 a las 16:10

la viuda fue la que agrado al Señor, Las cosas pequeñas, sencillas, insignificante, de las que nadie se da dcuenta, esas son las que agradan al Señor, Como nos cuenta en esta historia. Gracias

Ángela
13 de noviembre de 2009 a las 09:53

Sierto, muy sierto que Dios se manifiesta a estas almas, será porque no tienen dobles... toda una lección para nosotros que tanto sabemos, ¡hasta de Dios!. Por sierto, me he encontrado con este blog y me he quedado muy impresionada, siempre hemos pensado que las monjas de clausura estaban allí metiditas en su convento resando por todos pero sin enterarse de nada... y ahora aparesen también en unos blogs abiertos a todos y con cosas que son bien interesante y nos hasen reflesionar.... grasias hermanas y que Dios me las bendiga a toditas... seguiré su blog, también el de los Padres, pero al ser monja llama más la atensión... grasias de corasón....

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